La quinta hace referencia a todas las personas nacidas en el mismo año, siendo los quintos los jóvenes que cumplían 18 años y partían para el servicio militar.

Estos mozos recogían leña de los montes y campos, aunque también era costumbre, coger la leña que había en los “barandaos” o leñeros que se encontraban en los corrales de la mayoría de las casas del pueblo. Igualmente recogían carros viejos y otros objetos inservibles. Con toda la leña, hacían un enorme montón, que colocaban en “la Plaza”, al pie de la escalinata de la Iglesia. Y el día de Nochebuena, y una vez acabada la misa del Gallo, se prendía fuego, la gente se congregaba alrededor de la hoguera, contemplando las enormes llamaradas que subían a gran altura.

Esta tradición todavía se conserva, aunque los quintos ya no vayan al servicio militar, y se hayan incorporado las mujeres desde hace varios años, y, para evitar el deterioro del pavimento con la hoguera, desde el ayuntamiento se reforzó el lugar donde suele hacerse la hoguerita, por eso se ve de otro color y material.